jueves, 20 de junio de 2013

Camisas Negras


La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional fue un cuerpo paramilitar de la Italia fascista que después consiguió ser una organización militar. Debido al color de su uniforme, sus miembros fueron conocidos como camisas negras, aunque también fueron referidos como escuadristas. Probablemente inspiradas por las camisas rojas de Garibaldi, su actividad se enmarca desde el período de entreguerras hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. El término se aplicó a distintos grupos que imitaron el uniforme, como los blackshirts de la Unión Británica de Fascistas y los SS del partido nazi alemán. Los camisas negras se organizaron por Benito Mussolini como el instrumento de limpieza de Italia. Sus dirigentes fundadores fueron intelectuales nacionalistas, exoficiales del ejército, miembros del cuerpo especial Arditi y jóvenes terratenientes que se oponían a los sindicatos de obreros y campesinos del entorno rural. Sus métodos se hacían cada vez más violentos a medida que crecía el poder de Mussolini, y usaron la violencia, la intimidación y el asesinato contra sus oponentes políticos y sociales. Entre sus componentes, muy heterogéneos, se incluían delincuentes y oportunistas en busca de fácil suerte. Los camisas negras nacieron con el nombre de squadristi en 1919 y llegaron a ser unos 200 000 durante la Marcha sobre Roma. En 1922 los squadristi se reorganizaron como milicia y formaron numerosas banderas. El 1 de febrero de 1923 se redenominaron MVSN que funcionó hasta el armisticio italiano en 1943. La República de Saló, último territorio fascista en el norte de Italia ocupado por Alemania, reformó el MVSN redenominándolo GNR. La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional surgió de la exigencia del Partito Nazionale Fascista, recién llegado al poder, de convertir las escuadras de acción fascistas en una auténtica milicia reconocida por el Estado. Benito Mussolini encargó a una comisión compuesta por Emilio De Bono, Cesare Maria De Vecchi, Aldo Finzi, Italo Balbo y Attilio Teruzzi que estudiara la cuestión. La comisión realizó un proyecto para la formación y organización de un cuerpo de voluntarios encuadrado en el ejército nacional mediante el reclutamiento regular en un tramo de edad comprendido entre los 17 y los 50 años. El proyecto fue aprobado tras la deliberación en el Gran Consejo Fascista el 12 de enero de 1923, después de haber recibido la aprobación del consejo de ministros el 28 de diciembre de 1922, por el Real Decreto n.º 31 del 14 de enero de 1923. La Milicia recibe así el espaldarazo legal que la constituye como Guardia Armata della Rivoluzione «al servicio de Dios y de la Patria». La MVSN estaba bajo las órdenes de la Presidencia del Consejo de Ministros y, por ley, tenía como función el mantenimiento del orden público en territorio italiano y defender los intereses nacionales. En caso de movilización, el Real Decreto n.º 31/1923 establecía que podía ser incorporada al Ejército o la Marina. El Real Decreto n.º 1292 del 4 de agosto de 1924 convirtió a la MVSN en Fuerza Armada del Estado, con dependencia del Ministerio de la Guerra, el Ejército Real y la Real Marina en mérito aos repartos de instrucción y de uso militar. El decreto sancionó en el artículo 1 que «El MVSN es parte de las Fuerzas Armadas del Estado. Sus miembros prestan juramento de fidelidad al rey y están sujetos a las mismas disposiciones disciplinarias y penales de los que pertenecen al Ejército Real». Con referencia a este último inciso, algunos miembros del PNF defineron la medida reglamentaria como la «castración» de la milicia. Durante la Segunda Guerra Mundial tomaron parte, en el interior de Italia, en acciones de represión antiguerrilla. En muchas ocasiones, en que no conseguían localizar a los partisanos, descargaban su rabia sobre la población civil en terribles represalias, especialmente al final de la guerra, cuando la República de Saló ejerció un breve control sobre zonas del norte. En aquella coyuntura, cuando caían presos por los partisanos o los aliados, eran directamente fusilados como criminales de guerra, o sufrían castigos aún más crueles, como se describe en la película Novecento.