domingo, 9 de octubre de 2011

Día de la Comunidad Valenciana

El 9 de octubre es el Día de la Comunidad Valenciana y en él se conmemora la entrada a la ciudad de Valencia del rey Jaime I en 1238. La conquista y formación del Reino de Valencia no se culminó hasta 1304-1305 con la Sentencia Arbitral de Torrellas y el Tratado de Elche, y el territorio actual no se unificó hasta 1851 con la incorporación de Requena y Utiel; pero el 9 de octubre se eligió como la fecha más representativa, por ser Valencia la capital del entonces Reino de Valencia y, actualmente, de la Comunidad Valenciana. A nivel local de Valencia, es una celebración con larga tradición desde el siglo XIV con el rey Jaime II de Aragón. En cambio, a nivel de todo el territorio de la Comunidad Valenciana, se trata de una celebración institucional contemporánea que tiene su origen en el año 1976, cuando en el Plenari de Parlamentaris se proclama para esa fecha el Día Nacional del País Valenciano. El 9 de octubre de 1338 el Consell de la ciudad, dispuso realizar una procesión de conmemoración para pedir a San Dionisio la remisión de la hambruna que en aquellos años asolaba el Reino de Valencia por las malas cosechas. Participaron todos los estamentos de la ciudad, las corporaciones de oficio y el pueblo, no así el rey Pedro el Ceremonioso, que se encontraba aún en la ciudad tras jurar los Fueros, pero rehusó participar alegando motivos de salud. En su lugar, se llevó el Pendón de Conquista como estandarte real para simbolizar la presencia del rey. Desde entonces, se determinó hacer la misma procesión, aunque con menor suntuosidad, todos los 9 de octubre, como así ha sido a posterioridad. Únicamente durante un tiempo fueron suspendidas o prohibidas tras los Decretos de Nueva Planta firmados por Felipe V de Borbón. Cosa que no ocurrió durante la dictadura de Franco, que si bien quitó el carácter festivo del día, no pudo suspender la procesión cívica de la Señera. Más tarde, en la época contemporánea los actos del Nou d'Octubre también se caracterizaron por contener reivindicaciones políticas, especialmente las referidas al autogobierno valenciano. En 1891 tuvo lugar la primera celebración en este sentido, por la asociación Lo Rat Penat; en 1915 tuvo un marcado carácter nacionalista por convocarlo las Joventuts Valencianistes con su Aplec del Puig; y en 1931 se exaltaba el carácter "democrático" de Jaume I desde las instituciones republicanas. Tras el inicio de la dictadura de Franco, la celebración estuvo generalmente prohibida, y sólo se celebró en casos muy puntuales debido algún centenario y siempre en el contexto del concepto de la "Unión Nacional" entre Aragón y Castilla. Desde principios de los años 1990 la programación del Día de la Comunidad Valenciana consta de diversos actos que dan comienzo la víspera, el 8 de octubre, con la celebración de un concierto conmemorativo en el Palau de la Música, a cargo de la Orquesta de Valencia, y un festival pirotécnico en el antiguo cauce del río Turia en la ciudad de Valencia. El día 9, tras la recepción oficial del Presidente en el Palacio de la Generalidad de Valencia y el acto de entrega de distinciones a diferentes personalidades valencianas, se celebran una serie de actos oficiales que tienen su origen en un privilegio del rey Pedro el Ceremonioso de 1365. La bandera valenciana, la Real Señera, es trasladada a la Catedral, donde se interpreta un Te Deum popular. La comitiva parte después a la plaza de Alfonso el Magnánimo, donde frente a la estatua ecuestre de Jaime I se realiza una ofrenda floral. Terminada ésta, la comitiva se dirige de nuevo hacia el Ayuntamiento dando por finalizado el acto con el disparo de una mascletà.





jueves, 6 de octubre de 2011

Miguel Primo de Rivera

Miguel Primo de Rivera nace en Jerez de la Frontera el 8 de enero de 1870. Hijo de Miguel Primo de Rivera y Sobremonte y de Inés Orbaneja y Pérez de Grandallana, Miguel Primo de Rivera pertenecía a una familia jerezana de gran tradición militar. En ella había destacado su tío Fernando Primo de Rivera y Sobremonte, primer marqués de Estella en 1831–1921 , distinguido durante la Tercera Guerra Carlista, gobernador de Filipinas y varias veces ministro de la Guerra. Su abuelo, José Primo de Rivera, participó en la Guerra de la Independencia y luego en la de la Emancipación Americana, y siguió posteriormente una larga trayectoria marítima militar hasta llegar a presidente de la Junta del Almirantazgo en 1837, senador por Cádiz y, en 1839, en el gobierno que casi al fin de la regencia de María Cristina de Borbón formó Evaristo Pérez de Castro, se le confió el Ministerio de Marina e interinamente el de Hacienda. Su bisabuelo, Rafael de Sobremonte, tercer marqués de Sobremonte y mariscal de campo del rey, fue virrey del Río de la Plata. Y su hermano pequeño, Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, héroe de Monte Arruit, condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando a título individual, por su actuación al frente del Regimiento Alcántara nº 14 en Julio de 1921, durante el Desastre de Annual. A la edad de catorce años ingresó en la Academia Militar tras completar la instrucción, fue destinado a Melilla, destino en el que logró una serie de rápidos ascensos que le llevaron al grado de capitán, obteniendo incluso la Cruz Laureada de San Fernando. Desarrolló la mayor parte de su carrera militar en destinos coloniales, como Marruecos, Cuba 1895–1897 y Filipinas a donde acompañó a su tío, Fernando Primo de Rivera. Se casó en 1902 con Casilda Sáenz de Heredia, con la que tendría seis hijos. En 1908, fue ascendido a coronel y poco después quedó viudo, al no sobrevivir su esposa al parto de su sexto hijo. En 1909 fue destinado al norte de África, tomando parte en la Guerra de Marruecos. En 1912 fue nombrado general de brigada, por sus méritos militares. Era el primer militar de su promoción en llegar al generalato. En 1915 volvió a la península, como gobernador militar de Cádiz. A partir de 1928 comienza el declive malas relaciones con el rey, plasmadas en su conocida frase: "a mí no me borbonea nadie"; aumento de los grupos de oposición y de la organización de los republicanos. Paralelo a esto, el general intenta remediar su soledad de viudo: las relaciones con Niní Castellanos, sin embargo, no llegan a buen fin. El año 1929 y los comienzos del treinta significan el fracaso de la Asamblea Nacional Constitutiva y de la non nata Constitución de 1929. Y con ellas la del régimen. El hundimiento dictatorial acabó por llegar. El rey y el ejército ya no tienen suficientes puntos de acuerdo con el general que implantó. En enero de 1930 Primo de Rivera dimitió y comenzó su exilio en París. Allí tuvo que sufrir no sólo achaques físicos, sino perplejidad moral. Murió el 17 de marzo. Su entierro constituyó una importante manifestación de duelo que contrastó con el casi mutismo oficial.