jueves, 20 de junio de 2013

Camisas Negras


La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional fue un cuerpo paramilitar de la Italia fascista que después consiguió ser una organización militar. Debido al color de su uniforme, sus miembros fueron conocidos como camisas negras, aunque también fueron referidos como escuadristas. Probablemente inspiradas por las camisas rojas de Garibaldi, su actividad se enmarca desde el período de entreguerras hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. El término se aplicó a distintos grupos que imitaron el uniforme, como los blackshirts de la Unión Británica de Fascistas y los SS del partido nazi alemán. Los camisas negras se organizaron por Benito Mussolini como el instrumento de limpieza de Italia. Sus dirigentes fundadores fueron intelectuales nacionalistas, exoficiales del ejército, miembros del cuerpo especial Arditi y jóvenes terratenientes que se oponían a los sindicatos de obreros y campesinos del entorno rural. Sus métodos se hacían cada vez más violentos a medida que crecía el poder de Mussolini, y usaron la violencia, la intimidación y el asesinato contra sus oponentes políticos y sociales. Entre sus componentes, muy heterogéneos, se incluían delincuentes y oportunistas en busca de fácil suerte. Los camisas negras nacieron con el nombre de squadristi en 1919 y llegaron a ser unos 200 000 durante la Marcha sobre Roma. En 1922 los squadristi se reorganizaron como milicia y formaron numerosas banderas. El 1 de febrero de 1923 se redenominaron MVSN que funcionó hasta el armisticio italiano en 1943. La República de Saló, último territorio fascista en el norte de Italia ocupado por Alemania, reformó el MVSN redenominándolo GNR. La Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional surgió de la exigencia del Partito Nazionale Fascista, recién llegado al poder, de convertir las escuadras de acción fascistas en una auténtica milicia reconocida por el Estado. Benito Mussolini encargó a una comisión compuesta por Emilio De Bono, Cesare Maria De Vecchi, Aldo Finzi, Italo Balbo y Attilio Teruzzi que estudiara la cuestión. La comisión realizó un proyecto para la formación y organización de un cuerpo de voluntarios encuadrado en el ejército nacional mediante el reclutamiento regular en un tramo de edad comprendido entre los 17 y los 50 años. El proyecto fue aprobado tras la deliberación en el Gran Consejo Fascista el 12 de enero de 1923, después de haber recibido la aprobación del consejo de ministros el 28 de diciembre de 1922, por el Real Decreto n.º 31 del 14 de enero de 1923. La Milicia recibe así el espaldarazo legal que la constituye como Guardia Armata della Rivoluzione «al servicio de Dios y de la Patria». La MVSN estaba bajo las órdenes de la Presidencia del Consejo de Ministros y, por ley, tenía como función el mantenimiento del orden público en territorio italiano y defender los intereses nacionales. En caso de movilización, el Real Decreto n.º 31/1923 establecía que podía ser incorporada al Ejército o la Marina. El Real Decreto n.º 1292 del 4 de agosto de 1924 convirtió a la MVSN en Fuerza Armada del Estado, con dependencia del Ministerio de la Guerra, el Ejército Real y la Real Marina en mérito aos repartos de instrucción y de uso militar. El decreto sancionó en el artículo 1 que «El MVSN es parte de las Fuerzas Armadas del Estado. Sus miembros prestan juramento de fidelidad al rey y están sujetos a las mismas disposiciones disciplinarias y penales de los que pertenecen al Ejército Real». Con referencia a este último inciso, algunos miembros del PNF defineron la medida reglamentaria como la «castración» de la milicia. Durante la Segunda Guerra Mundial tomaron parte, en el interior de Italia, en acciones de represión antiguerrilla. En muchas ocasiones, en que no conseguían localizar a los partisanos, descargaban su rabia sobre la población civil en terribles represalias, especialmente al final de la guerra, cuando la República de Saló ejerció un breve control sobre zonas del norte. En aquella coyuntura, cuando caían presos por los partisanos o los aliados, eran directamente fusilados como criminales de guerra, o sufrían castigos aún más crueles, como se describe en la película Novecento.

sábado, 20 de abril de 2013

124º Aniversario Adolf Hitler

¡Viva nuestro Führer! ¡Viva la patria alemana! Donde algún día nacimos. A tu lado estamos firmes, En la lealtad que te juramos. Pues nos has devuelto el honor, Y has restituido el heroísmo. Por eso alzamos nuestra mirada a Dios, Que desciende sobre nosotros con su bendición. ¡Viva nuestro Führer! ¡Viva la patria alemana! Tú nos has concedido la libertad. Dondequiera que ardiese la lucha, Y sangrasen y padeciesen nuestros héroes, Allí estabas tú, redentor de la ignominia y el ultraje. Heraldo y vencedor en el combate. Nosotros te emulamos fielmente, Y no nos apartamos de tu lado. ¡Viva nuestro Führer! ¡Viva la patria alemana! Al atravesar el umbral de un nuevo año, LA mano te tendemos en tu natalicio, En nombre de todos los alemanes. Dios te proteja, águila audaz y valiente, Y alce tus alas en vuelo. Queremos ser un pueblo libre Y unido, hoy y siempre. Siempre presente estarás en nuestro corazones hoy como el mañana siempre en la lucha estaremos siempre fieles a ti nunca te olvidaremos Aldolf Hitler....

miércoles, 6 de marzo de 2013

La Batalla de Grecia


La Batalla de Grecia u Operación Marita es la invasión del Reino de Grecia por las fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial enfrentándose a los aliados. La batalla de Grecia dio comienzo el 28 de octubre de 1940 con la invasión de Grecia por la Italia fascista y concluyó con la caída de Kalamata, en el Peloponeso, el 28 de abril de 1941. Con la Batalla de Creta y algunas otras acciones navales, la batalla de Grecia forma parte del teatro de operaciones egeo de la Campaña de los Balcanes. Italia invade Grecia el 28 de octubre de 1940 desde Albania, país que había ocupado previamente en abril de 1939. Sin embargo, el ejército griego demuestra que es capaz de resistir e incluso de contraatacar, forzando al ejército italiano a la retirada. Hacia mediados de diciembre, los griegos, a su vez, ocupan la cuarta parte de Albania. En marzo de 1941, una nueva ofensiva italiana fracasa, poniendo así fin a las aspiraciones italianas. El 6 de abril de 1941, Alemania invade Grecia desde Bulgaria, con la finalidad de dotar de más seguridad a su flanco sur. El ejército griego, muy inferior tanto en hombres como en equipamiento se hunde, y Atenas cae el 27 de abril de 1941, mientras la Commonwealth logra evacuar cerca de 50.000 soldados. Tras la finalización de la batalla de Grecia, el país es dividido en tres zonas de ocupación, entre Alemania, Bulgaria e Italia, hasta la retirada de las tropas alemanas en octubre de 1944. La batalla de Grecia es considerada por algunos historiadores como una batalla decisiva en el curso de la Segunda Guerra Mundial,ya que la invasión de Grecia hizo imposible un acuerdo entre Hitler y Stalin a propósito de sus respectivas esferas de influencia. A finales de 1940, Alemania había ocupado la mayor parte de Europa occidental. Celoso de las victorias de su aliado, Mussolini quiere demostrar que puede llevar a Italia a unas conquistas militares similares. En 1939, Italia ha ocupado ya Albania y algunos territorios de la Commonwealth británica en África del norte. Mussolini, que considera que el sur de Europa debe formar parte de la esfera de influencia italiana, decide invadir Grecia, considerándola un adversario fácil. La invasión italiana y contraataque griego el 28 de octubre de 1940, el embajador de Italia en Grecia, Emanuele Grazzi presenta un ultimátum al primer ministro griego, Ioannis Metaxas. Mussolini exige el libre paso de sus tropas para ocupar lugares estratégicos no definidos en el territorio griego. Metaxas rechaza dicho ultimátum, un hecho conmemorado desde entonces en Grecia como el Día del No. Los italianos invaden Grecia desde Albania antes incluso del fin del ultimátum. Los italianos atraviesan el río Kalamas y se dirigen hacia Ioannina, pero son rápidamente rechazados por el ejército griego, que inicia además la persecución de los italianos en retirada, primero en el territorio griego y luego en el interior de la propia Albania. Tras tres semanas de ofensiva, el territorio griego ha sido totalmente liberado y el contraataque continúa. Dicho contraataque es victoriosamente proseguido por los griegos, sin que sean frenados siquiera por la llegada de refuerzos italianos. Korçë, la mayor ciudad de Albania, es tomada por los griegos el 13 de noviembre, Pogradec y Argyrokastro el 4 de diciembre, Himare el 24 y Kelcyre el 10 de enero. La segunda ofensiva italiana tras unas semanas de luchas infructuosas durante el invierno de 1940-1941, Italia lanza una segunda ofensiva el 9 de marzo de 1941. A pesar de la superioridad del ejército italiano, la ofensiva fracasa una vez más y, tras sólo una semana, con 12.000 muertos, Mussolini pone fin a la ofensiva. Abandona Albania doce días más tarde y deja a Alemania que se plantee su intervención. Tras seis meses de combates contra los italianos, el ejército griego, aunque vencedor, está agotado y es incapaz de resistir una eventual invasión alemana. Además, la mayor parte del ejército griego está estacionado en Albania y no puede maniobrar para luchar eficazmente contra una nueva invasión.

sábado, 9 de febrero de 2013

Batalla de Krasni Bor


El 10 de febrero de 1943 se produce en los arrabales de Leningrado la batalla de Krasny Bor. Fue el más sangriento enfrentamiento en el que intervino la 250ª División de Voluntarios Españoles de la Wehrmacht, más conocida como la División Azul, en la cual 5.900 españoles equipados con armamento manual hicieron frente a 44.000 soldados del Ejército Rojo, repartidos en 4 divisiones, y apoyados por gran cantidad de artillería y tanques. Se produjeron casi 4.000 bajas entre los voluntarios españoles de la División Azul. El 19 de agosto de 1942, Agustín Muñoz Grandes recibe instrucciones de trasladar a la División Azul para reforzar el cerco de Leningrado. Se encuadra ahora a la División Azul en el XXIV Cuerpo de Ejércitos Norte, dentro del XXXIII Ejército, bajo el mando directo del Generaloberst Lindemann, desplegándose en un principio en los alrededores de Vyriza para reponer las bajas de los diezmados batallones. El 1 de septiembre de 1942 son trasladados a la línea del frente, y el 7 de septiembre relevan efectivamente a la 121ª División, ocupando sus búnkers y posiciones a lo largo de 17 kilómetros en una línea que va desde Alexandrovka a Krasny Bor, a lo largo del ferrocarril Moscú-Leningrado. El general Muñoz Grandes instala su puesto de mando en un palacete de Pokroskaia y revisa cuidadosamente su sector. Una llanura pantanosa que cruzan los ríos Slavianka e Ishora que van a desembocar al Neva; un tupido bosque que rodea las poblaciones ocupadas ahora por los soldados españoles. Un total de 14.600 voluntarios españoles quedan desplegados en el frente de Leningrado, aproximadamente un tercio del total de la División Azul es destinada a este frente. Decide fortificar sus posiciones dada la proximidad del enemigo. El 2 de octubre, Muñoz Grandes recibe la visita de Lindemann y el mariscal de campo Von Manstein, que le informan del retraso en el asalto a Leningrado hasta nueva orden del Führer. Noche tras noche arrecian los bombardeos de la Luftwaffe sobre la ciudad. El 12 de diciembre, Muñoz Grandes recibe la comunicación oficial de su ascenso a Teniente General y, con ella, la orden de entregar el mando de la División a Emilio Esteban Infantes. Los objetivos soviéticos En el contexto de la Operación Estrella Polar, y para poder dominar tanto la carretera como el ferrocarril que comunican Moscú con Leningrado, pretenden quebrar el frente en el sector de unión entre españoles y alemanes, avanzando la 43ª División sobre la línea férrea, barriendo a la División Azul y abriendo una brecha hasta Krásni Bor. La eliminación del grueso de las fuerzas españolas quedaba a cargo de las divisiones 63ª y la 45ª. La 72ª División forma el ala más occidental del ataque, con el objetivo de alcanzar las alturas de Putrolovo para desde allí llegar al río Ishora por su ala izquierda, mientras que la derecha, una vez sobrepasada la carretera, giraría hacia Krasny Bor envolviendo la segunda línea española. Una vez eliminada la resistencia, avanzarían hacia el sur evitando las impenetrables masas boscosas y girando luego hacia el este para así romper el cerco de Leningrado en la conocida como Operación Arco Iris. Para ello contaban con más de 33 000 hombres en la madrugada del 10 de febrero. El dia de la batalla, A las 6:40 de la mañana del 10 de febrero de 1943 comienza un nutrido ataque de artillería soviético no menos de 700 piezas sobre un frente de 5 km contra las líneas de la Wehrmacht. El fuego de artillería duró más de dos horas, y fueron disparados decenas de miles de proyectiles de artillería, con una cadencia aproximada de un disparo cada 10 segundos por cada pieza. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación soviética. Tras la preparación artillera para el ataque, cuatro divisiones soviéticas de infantería las 43ª, 45ª, 63ª y 72ª. con un total de 44 000 hombres, apoyadas por el 31º y 46º Regimientos acorazados que comprendían casi 100 carros de combate entre KV-1 y T-34, dos batallones de cañones anticarro con piezas ZIS de 76 mm, la 35ª Brigada Motorizada y las 34ª y 250ª Brigadas de Esquiadores se lanzan, escalonadamente, contra las ya maltrechas líneas alemanas que defendían un total de 5900 soldados, castigadas por la intensa y densa barrera artillera. Los soviéticos esperaban que el bombardeo de artillería hubiese destruido las posiciones enemigas, avanzando de frente sobre el sector del cerco defendido por los voluntarios españoles. El avance se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una, topándose con serias dificultades. El ataque de artillería había derretido la nieve, convirtiendo el campo de batalla en un barrizal, quedando empantanados los blindados. Los españoles, abrumados por la superioridad soviética, salen de sus agujeros e intentan reagrupar los restos de las unidades supervivientes, fortificando posiciones en los cráteres que han producido los obuses para hacer frente al ataque soviético. A media mañana, los soviéticos habían perforado el frente por tres sitios, pero las debilitadas compañías de voluntarios españoles seguían resistiendo a duras penas, sin que la 4ª División SS Volkspolizei pudiera auxiliarlas, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa. Los voluntarios luchan hasta el final, sufriendo los estragos hechos por los francotiradores soviéticos que se cobran la vida de más de 121 hombres. El Contraataque de la División Azul, Con el objetivo de evitar el envolvimiento del resto de la División, se establece una posición defensiva paralela al río Ishora con tres centros de resistencia, una vez estabilizado el frente el 21 de febrero. Para ello se cruza el río, estableciendo una cabeza de puente. Se logra ocupar Staraia Misa en plena noche, siendo recuperada tras un fuerte ataque soviético. Mantener la orilla occidental del Ishora cuesta unas 30 bajas diarias. El último asalto se registró el 19 de marzo y costó 80 bajas más.2 Desde entonces la actividad va disminuyendo hasta quedar reducida a escaramuzas sin importancia. Después del fracasado asalto soviético, el frente sólo retrocede 3 km en algún sector, pero el cerco sobre Leningrado no se rompe. El mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva y el frente queda estabilizado por un año, fracasando la Operación Estrella Polar. Se producen 2252 bajas españolas 1125 muertos, 91 desaparecidos y 1036 heridos en un solo día. Otras 1000 se sumaron en los días posteriores, pero se logra detener el avance haciendo fracasar la ofensiva soviética y produciendo unas 16 000 bajas al Ejército Rojo. Cerca de 300 españoles cayeron prisioneros.

domingo, 23 de diciembre de 2012

El Castillo de Játiva

El Castillo de Játiva es una doble fortaleza situada a la sierra Vernisa sobre la ciudad de Játiva. Esta doble fortaleza aparece en el escudo de Játiva que tiene como elemento central una torre de la que parten dos brazos amurallados que acaban en un castillo cada uno que representan los dos castillos de Játiva. El Castillo de la izquierda recibe el nombre tradicionalmente de Castillo Menor, mientras que el castillo de la derecha recibe el nombre de Castillo Mayor. Sus Orígenes Esta fortificación tiene sus orígenes en una construcción ibérica que aprovechaba una de las partes más altas de la montaña en este punto. Los romanos, posteriormente, al conquistarla, añadieran en el otro punto elevado que presentaba la montaña una segunda fortaleza que se comunicaba con el anterior. Ambas fueron reformadas por los árabes, que además ensancharon la muralla, hasta hacerla coincidir prácticamente con la actualmente conocida. Después, con mayores o menores reformas, estas murallas y el castillo afrontaron la conquista de Jaime I, la rebelión de las Germanías y la Guerra de Sucesión, pero la base del conjunto arquitectónico fue esta. Después de la conquista de Jaime I y la creación del Reino de Valencia el Castillo cumplió la función no solo de defender la ciudad sino de Prisión de Estado de la Corona de Aragón. Así entre otros prisioneros célebres allí estuvieran: Los infantes de Sardanés, Alfonso y Fernando, los nietos de Alfonso X el Sabio, Jaime de Aragón, el Conde de Urgel, Maroto Ugolen comendador de la orden de San Juan, el Marqués de Oristany, Pere Quixal, Abad de Poblet, Didac de Borja, hermano de Francisco de Borja y el Duque de Calabria. Durante casi toda la existencia del Reino de Valencia, el Castillo de Játiva y la misma ciudad fueran una plaza muy importante para este. El motivo era que Játiva era la entrada natural desde el Reino de Castilla y, por lo tanto, era un punto clave en el control del reino. Si bien es cierto que con la unificación de las coronas hispánicas este papel no fue tan importante, el hecho de que continuara siendo una prisión de Estado durante el siglo XVI y que Xàtiva era la capital de la Gobernación allende el Júcar y la segunda ciudad del Reino, hicieron que el Castillo continuara jugando un papel importante hasta la Guerra de Sucesión. Durante casi todo este tiempo se la consideró una de las mejores fortalezas no solo de la Corona de Aragón, sino de toda la península. Así, en una confrontación convencional y con una buena guarnición y provisiones, resultaba muy inexpugnable. Por un lado, el que da a Bixquet, es decir, en el interior montañoso de Valencia, desde donde era difícil que viniera un ataque, los dos Castillos de Játiva estaban protegidos por los acantilados de la sierra Vernisa, mientras que por el otro, los atacantes debían superar el juego de murallas: en primer lugar una muralla principal que protegía toda la ciudad, y en segundo lugar varias murallas secundarias. Superado eso, quedaba la dificultad de entrar en la fortaleza, ya que, al tratarse de dos castillos y no de uno, los defensores podían retirarse al segundo si veían perdido el primero. La decadencia del Castillo de Játiva llegó con la Guerra de Sucesión, ya que en esta se utilizó artillería pesada capaz de echar a perder en poco tiempo las anticuadas murallas que defendían la ciudad. Consciente de eso, Juan Bautista Basset como general de las tropas austriacistas de Valencia, y como ingeniero y artillero que era, reforzó todas defensas de Játiva y especialmente el Castillo. De hecho aún se conserva una torre en el castillo conocida como Garita Basset. Su esfuerzo le sirvió por salir con éxito de un primer asedio a Játiva en mayo de 1706 conducido por el Conde de las Torres de Acorrin, pero al año siguiente, ya sin Basset y ante una artillería más pesada, las murallas de la ciudad fueran asaltadas en dos puntos y el Castillo sufrió muchos daños. Pese a ello, las tropas de Asfeld, que provenían de la victoria en la Batalla de Almansa no pudieran llegar hasta el Castillo a causa de su carácter elevado y se dedicaran a bombardearlo. Este solo se rindió después de que la guarnición mayoritariamente inglesa y en oposición a las intenciones de catalanes y maulets, pactó con el francés la salida el 12 de junio de 1707 (después de aproximadamente de un mes largo de asedio. A partir de aquí, aunque aún sería utilizado en la Guerra de la Independencia Española, el castillo entró en decadencia a causa sobre todo del exterminio de Játiva, pero también del terremoto del 1748. Actualmente, el Castillo es patrimonio de todos los valencianos, y se gestionado por el Ayuntamiento de Játiva. Si bien en la entrada principal ondean las banderas oficiales, arriba de los dos Castillos, solo se encuentra la Señera de Játiva. En el año 2008 fue elegido como una de las siete maravillas valencianas.

martes, 18 de diciembre de 2012

Batalla de Stalingrado


La Batalla de Stalingrado fue un enfrentamiento bélico entre las fuerzas alemanas y los ejércitos soviéticos por el control de la ciudad de Stalingrado, actual Volgogrado, entre el 23 de agosto de 1942 y febrero de 1943, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Con bajas estimadas de tres a cuatro millones de personas, entre soldados de ambos bandos y civiles, la Batalla de Stalingrado es considerada como la más sangrienta en la historia de la humanidad. Los alemanes la llamaron Rattenkrieg ( guerra de ratas ).Después que Adolf Hitler desviase fuerzas de la imparable Fall Blau hacia Stalingrado, tras un masivo bombardeo, se libraron dentro de la ciudad intensos combates urbanos, sin que ningún bando se hiciese con el control total de las ruinas. En noviembre de 1942, una contraofensiva soviética embolsó al 6º Ejército Alemán, que sería aniquilado cien días después. La negativa de Hitler a renunciar a la importantísima ciudad, punto de entrada a la rica región petrolera del Cáucaso, significó la muerte de cientos de miles de soldados de ambos bandos, y más de un millón de civiles rusos. Stalingrado significó el fin de las esperanzas alemanas de capturar el Cáucaso y controlar el río Volga. Además, muchos oficiales del ejército alemán se convencieron de que Hitler estaba llevando a Alemania al desastre, participando algunos en el atentado contra Hitler de 1944. Stalingrado confirmó lo que muchos expertos militares sospechaban las fuerzas alemanas no eran lo suficientemente poderosas como para mantener una ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el océano Ártico. La batalla significó además un punto de inflexión en la guerra, ya que, tras Stalingrado, las fuerzas alemanas no volvieron a conseguir victoria alguna en el Este. Influido por Karl Haushofer, Adolf Hitler pensaba convertir las tierras de la Unión Soviética en colonias alemanas. Entre 1939 y 1941, la Alemania Nazi estuvo ocupada luchando con sus históricos enemigos de Occidente: Francia y el Reino Unido no obstante, Hitler nunca perdió de vista su verdadero objetivo: invadir el este de Europa. El 22 de junio de 1941, Alemania invadió la Unión Soviética, incluso cuando Inglaterra no había sido derrotada. Hitler, convencido de la debilidad soviética, creía que la invasión concluiría antes del invierno y prohibió a sus generales pensar de otra manera. De esta forma, un día antes de la invasión, unos tres millones de soldados alemanes esperarían el inicio de la mayor operación militar hasta la fecha, distribuidos desde Finlandia hasta el mar Negro. Unos 950.000 soldados de otras naciones aliadas de Alemania, acompañaban a los alemanes. Estas tropas, peor armadas y menos fanatizadas, desempeñarían un papel clave en el desastre alemán en Stalingrado, un año y medio después. En diciembre de 1941, era evidente que el rumbo de la guerra en la Unión Soviética no era el que el Alto Mando Alemán había planeado, debido a que Leningrado y Sebastopol continuaban resistiendo el cerco en el norte y el sur respectivamente y la ofensiva contra Moscú había llegado a un punto muerto. Entonces, inesperadamente, los alemanes se encontraron con una gran contraofensiva soviética desde la capital rusa y tuvieron que afrontar el hecho de que, a pesar de haber matado y capturado a cientos de miles de soldados del Ejército Rojo en los últimos meses, pactando la no agresión con Tokio, el Alto Mando Soviético había encontrado reservas suficientes para emprender una poderosa contraofensiva. Tardíamente, los invasores comprenderían que aparentemente las reservas enemigas eran inagotables. Habiendo fracasado en capturar Moscú, Hitler se centró entonces en tomar los pozos petrolíferos del Cáucaso. A pesar de no contar con la aprobación de sus generales, Hitler se empeñó en capturar estos yacimientos, e incluso les reprendió, acusándolos de no saber nada de economía de guerra. La Operación Azul, como se denominó la campaña alemana en el sur de la Unión Soviética, tenía como objetivo la captura de puntos fuertes en el Volga primero y, posteriormente, el avance sobre el Cáucaso. En la rendición final de la batalla Se impuso un riguroso racionamiento para intentar pasar el invierno. Paulus, quien era admirador incondicional de Hitler, se dio cuenta que para el Führer el 6° Ejército, o lo que quedara de él, era poco menos que una pieza sacrificable en el juego de la guerra. La vida de los soldados no tenía la menor importancia para él. El 25 de diciembre, en el Kessel, murieron 1.280 soldados de frío y hambre. Para el año nuevo, los rusos montaron una serie de cocinas y realizaron fiestas en la orilla sur del Volga con el doble objetivo de celebrar el año y mortificar a los alemanes cercados. El 8 de enero los soviéticos realizaron un estrechamiento del perímetro y capturaron el único aeródromo que servía de conexión con el mundo exterior, Pitomnik: los alemanes tuvieron que reconstruir el de Gumrak gravemente dañado por ellos mismos para poder seguir recibiendo noticias. El 9 de enero se presentaron dos oficiales del Ejército Rojo en la línea occidental del frente alemán con un ultimátum de la Stavka para Paulus. Si dicho ultimátum no se aceptaba, los soviéticos lanzarían una ofensiva final contra el Kessel al día siguiente. El ultimátum fue rechazado. Las penurias se multiplicaron en el 6° Ejército Alemán, las epidemias diezmaban los soldados, la disciplina ya no existía y el hambre era tan atroz que los alemanes sacrificaron caballos, perros y ratas para poder alimentarse. Cabe destacar que aun en estas penosas condiciones, la resistencia del 6° Ejército continuaba, ya que las líneas del frente se retiraban combatiendo e infligiendo bajas a los rusos que ejecutaban el plan anillo para acabar con los alemanes. El 28 de enero Paulus trasladó el cuartel general hacia los sótanos del Univermag y allí se hacinaron unos 3.000 heridos de diversa consideración, enfermos de tifus, paratifoidea y disentería. Los casos graves o que requerían cirugía prolongada eran colocados afuera para que murieran de frío. Un aviso le llegó el 30 de enero de parte de Hitler a Paulus: le sugería que se suicidara ya que le había nombrado Mariscal de Campo y bajo las órdenes de Hitler ningún Mariscal se podría entregar vivo al enemigo. Un tanque ruso se acercó al cuartel general de Paulus, en el que venía un intérprete que había sido enviado por Paulus, el mayor Behr. El 31 de enero por la mañana, Paulus se rendía con cerca de 90.000 soldados, los restos de un ejército de 250.000 hombres. Sólo volvieron a Alemania 5.000 supervivientes. Se convirtió en el primer mariscal que capitulara en la historia alemana, desobedeciendo así a Hitler, atenazado por las tropas soviéticas, la falta de alimentos y el frío polar de la estepa rusa, para el que sus tropas no tenían material suficiente en un gesto sin precedentes en la Wehrmacht. El 2 de febrero se rindió el último grupo de soldados alemanes en los escombros de la fábrica de tractores Octubre Rojo, y es la fecha en la que terminó oficialmente la batalla. La consecuencias de la batalla Oficialmente 91.000 fueron los prisioneros de la batalla final de la Ciudad de Stalingrado; de estos muy pocos estaban vivos para el comienzo de la primavera solo 5.000 a 6.000 alemanes sobrevivieron hasta el fin de la guerra debido a epidemias de disentería y de tifus entre los prisioneros. Las consecuencias de esta catástrofe fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. De hecho la Wehrmacht carecía ya de los elementos logísticos necesarios para avanzar más hacia el este y las orillas del Volga fueron precisamente el punto más oriental alcanzado por tropas alemanas en Europa. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes. Además, el comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, cayó en desgracia ante Hitler perdiendo crédito entre la élite del régimen nazi así como prestigio entre los militares, al no poder cumplir la orden de abastecer por aire a las fuerzas alemanas cercadas, como había prometido. El III Reich perdió todo el 6.° Ejército y parte del 4.º Ejército Panzer, e incontables recursos materiales que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas aún más terribles incluso que las alemanas. De hecho, entre muertos, heridos y prisioneros la Wehrmacht había perdido más de 200.000 combatientes, muchos de ellos experimentados, que serían muy difíciles de reemplazar en poco tiempo. Los soviéticos, aparte de recibir una ciudad prácticamente destrozada, habían sufrido un millón de muertos civiles y más de 1.000.000 de bajas militares. De estos, unos 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc. Cabe destacar que no fue hasta la caída de la URSS que los historiadores rusos pudieron discutir abiertamente las cifras de bajas de la batalla, que si bien nunca serán exactas debido a la ausencia de registros fiables y la proliferación de fosas comunes no contabilizadas, de hacer cálculos reales lo más probable es que el costo de vidas de todas maneras sea increíblemente alto y rebase los dos millones de individuos, resumiendo aquella frase de los generales rusos El tiempo es sangre. Según el cálculo más alto, si se incluyen a todas las fuerzas que pelearon en el Volga, murieron o fueron heridos 350.000 soldados del Eje y mas de 1.000.000 de soldados soviéticos incluyendo prisioneros muertos en cautiverio y heridos muertos tras ser evacuados y cerca de 2.000.000 de civiles rusos encontraron su fin. El número total de muertos fue de hasta 2 millones. El triunfo de esta batalla trascendió los límites de la Unión Soviética e inspiró a todos los aliados, incentivando la resistencia en todas partes. El rey Jorge VI de Inglaterra le regaló a la ciudad una espada forjada especialmente en su honor, y hasta el poeta chileno Pablo Neruda escribió el poema recitado por primera vez el 30 de septiembre de 1942 y el poema «Nuevo canto de amor a Stalingrado» en 1943, celebrando la victoria, lo cual transformó esta lucha en un símbolo y en un punto de quiebre para toda la guerra. El mariscal Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952, viviendo en la zona de ocupación soviética y luego en la RDA. Zhúkov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vasili Chuikov, que fue ascendido a capitán general, a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín. Antes del colapso de la URSS en 1991 estaba prohibido calcular el número real de bajas por temor a reconocer que el sacrificio de vidas fue excesivo; hoy se sabe que allí murieron aproximadamente más de dos millones de soviéticos entre civiles y militares. Sin embargo, después de El Alamein esta fue la segunda derrota que sufrieron los nazis en la Segunda Guerra Mundial, que no pararían de retroceder ante los soviéticos hasta rendirse ante Zhúkov, en el mismo Berlín.

jueves, 7 de junio de 2012

La Batalla de Madrid


La Batalla de Madrid es el conjunto de episodios bélicos sucedidos en la zona de Madrid durante el transcurso de la Guerra Civil Española. Tras el pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936 la sublevación militar diseñada por el General Mola tiene lugar con éxito en el protectorado español de Marruecos y parte del norte de España. Tras el fracaso de la rebelión en Madrid, en los días posteriores al pronunciamiento con la caída del Cuartel de la Montaña y el de Campamento, la ciudad queda bajo el dominio gubernamental de la Segunda República Española. Desde este instante, la toma de la ciudad de Madrid era un objetivo militar para las tropas sublevadas. Desde el norte las tropas del general Mola y posteriormente desde el Sur-Este por las tropas del General Varela y del General Yagüe. El intervalo que va desde el pronunciamiento hasta los primeros combates en noviembre ambos bandos van reforzando sus efectivos, y se van preparando para la confrontación, los militares sublevados reciben material militar y soldados de Alemania, Estados Unidos e Italia, así como el Gobierno republicano de Francia, México y la Unión Soviética. Durante este intervalo ambos bandos se reorganizan políticamente y se renuevan sus estructuras de mando. El combate se realizó en un relieve de la Meseta Central, donde los obstáculos geográficos no son de relevancia para las operaciones militares y es relativamente fácil la maniobra de las fuerzas militares en ambos bandos. Con la excepción de las montañas septentrionales del Sistema Central. El iniciador del plan fue el General Mola que analizando la situación diseñó un plan de avance centrípeto debido al poco apoyo previsto inicialmente por la Primera División Orgánica. La posesión de la capital era decisiva para el desenlace del conflicto, pues decidiría qué contendiente se haría con el control, ya que Madrid era un importante centro político, militar, estratégico y económico de primer orden además de la capital política y sede del gobierno de la República. Los combates realizados en la Sierra Norte de Madrid con las columnas provenientes de Pamplona, Valladolid y Burgos quedan estabilizadas a finales de julio de 1936. A partir de ese instante las tropas que avanzan por el sur comandadas por el General Franco tienen el protagonismo. A pesar de que los principales combates tendrán lugar entre el otoño de 1936, y la primavera de 1937, desde el comienzo de la guerra hubo también importantes combates en áreas cercanas a la capital durante el verano y el otoño de 1936. La Defensa de Madrid tiene como particularidad haber sido la primera en la que se bombardeó a objetivos civiles dentro de una ciudad, algo que después se realizó en diversas ciudades españolas durante el conflicto español y después durante la Segunda Guerra Mundial. Tras el pronunciamiento de julio, que no tuvo igual suerte en todo el territorio, ciudades como Madrid permanecieron leales a la República. Las tropas rebeldes de África se fueron agrupando en el sur de la península. Ya desde el 2 de agosto, que comenzaron su avance, Madrid era un objetivo militar. Apenas llevaban tres meses de combates por la zona de Extremadura cuando ya se encontraban en los lindes de la Casa de Campo. Las cuatro columnas atacantes se sitúan el 6 de noviembre a siete kilómetros de la Puerta del Sol. Las columnas rebeldes encontraron diversos problemas tácticos, pero en ningún momento se impidió o se detuvo su avance. Las dos únicos núcleos de grandes poblaciones atacados durante esos tres meses fueron Badajoz y Toledo. Los asaltos de las tropas atacantes tuvieron casi siempre tácticas similares, primero se ejecutaba un ataque frontal muy agresivo apoyado por efectivos de artillería pesada, y luego de se ejecutaba un desbordamiento por los flancos, esto último solía causar pánico entre las tropas milicianas que poseían poca instrucción militar, lo que provocaba una retirada desordenada que acababa deshaciendo la defensa. En algunos casos se procedía a rodear las fuerzas milicianas dejando expedita una vía de escape que era fuertemente bombardeada por la artillería. Estas tácticas fueron ejecutadas repetidas veces durante el avance a Madrid. Sin embargo ahora el objetivo militar era más extenso, y existían diversas posibilidades de ser abordado. Por un lado se encontraban las agrupaciones de edificios ubicados a la derecha del río Manzanares, estas agrupaciones se prolongan en barrios desde los que se podría establecer una resistencia considerable. El río que se encontraba canalizado desde el Puente de los Franceses al de Princesa, la situación se convertía en peligrosa con algunos edificios dominantes en la orilla izquierda. Desde el río el avance es en cuesta arriba. La idea de llegar a la Ciudad Universitaria y a la Plaza de España, y desde allí se avanzar a lo largo de diversos puntos de la ciudad hasta dominarla era una de las posibilidades más tenidas en cuenta por Varela. Otra de las opciones era estirar el frente hacia el sureste pero quedó desechado al ver que al final no había punto de entrada a la ciudad. Tras evaluar Varela diversas opciones se decide atacar por la Casa de Campo por la Puerta Rodajos y desde allí avanzar cruzando el Manzanares para penetrar en la Ciudad Universitaria. Desde allí estabilizando la zona se procederá a tomar diversas áreas de la ciudad. Se iba a ejecutar como dirección principal de esfuerzo el eje Suroeste-Nordeste para alcanzar la línea del Manzanares entre el Puente de los Franceses y el Hipódromo. Simultáneamente otras columnas deberían tomar los pueblos y barrios al sur de la capital y presionar sobre los puentes de Segovia, de Toledo y Legazpi, distrayendo a las fuerzas de defensa del escenario principal del ataque.