Una testigo en el juicio que se celebra contra nueve presuntos 'yihadistas', se negó a mostrar su rostro oculto bajo un burka al tribunal y a los abogados de las distintas partes, lo que obligó al presidente de la Sala a detener la declaración. Fátima Hssisni, que había sido citada en la Audiencia Nacional para declarar como testigo en el juicio que se celebra contra nueve presuntos 'yihadistas', se negó a mostrar su rostro al tribunal y los abogados de las distintas partes, lo que obligó al presidente de la Sala, Javier Gómez Bermúdez, a detener la declaración. El incidente se produjo cuando la mujer, totalmente cubierta -con velo negro con los ojos tapados, una túnica verde oscuro, pantalones hasta el suelo y las manos cubiertas con guantes negros- se negó a descubrirse ante el tribunal al iniciarse el interrogatorio. He ahí la noticia a la que, en esta semana, televisión y periódicos han dedicado su tiempo. Esta noticia, como se puede leer en el primer párrafo de la misma, habla sobre la negativa de una señora de religión musulmana a descubrirse el rostro para declarar en un juicio, tal y como exigen las leyes españolas. Esta noticia no debería ya sorprendernos, pero para quien escribe estas líneas es la gota que colma el vaso. Este suceso no es otra cosa que el reflejo de la desconsideración y de la desobediencia sistemática que el colectivo inmigrante lleva a cabo en España. Se niegan a descubrirse ante un juez, se niegan a mostrar su rostro para aparecer en el DNI, se niegan a respetar nuestras tradiciones, aficiones, cultura... pero como todos podemos ver en nuestras calles, exigen que se respeten sus tradiciones y hasta que se les pida perdón si alguna vez en la historia de nuestro pueblo les hemos “ofendido”. La pasada semana, el primer ministro de Australia, John Howard, pronunció un discurso que invitaba a la reflexión y del cual citaré algunas frases a continuación. El citado ministro australiano dijo entre otras cosas: “a los musulmanes que quieran vivir bajo la Sharia islámica que se marchen de Australia” , “Los que tienen que adaptarse al llegar a un nuevo país son los inmigrantes, no los australianos. Y si no les gusta, que se vayan. Estoy harto de que esta nación siempre se esté preocupando de no ofender a otras culturas o a otros individuos. Desde el ataque terrorista en Bali, hemos experimentado un incremento de patriotismo entre los australianos.” Y finalizó su discurso sentenciando: “A quienes no les guste cómo vivimos los australianos, tienen la libertad de marcharse. Nosotros no los obligamos a venir. Ustedes pidieron emigrar aquí, así que ya es hora de que acepten al país que los aceptó”. Y hoy como ayer, me siento identificado con este discurso, vale ya de vivir a expensas de lo que los inmigrantes quieran, vale ya de humillarnos y de vivir continuamente en un ambiente de racismo contra el ciudadano español. Desde este blog, me gustaría animar a la gente a movilizarse e iniciar acciones tanto a nivel individual, como a nivel colectivo con el Partido, para parar detener el asedio y la conquista a la que lentamente estamos siendo sometidos. Esta es nuestra tierra, y al que no le guste como es, como ha venido que se marche. J.E.P.
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