
Nacido en el seno de una familia de maestros, se licenció por la
Universidad de Madrid en
Filosofía,
Letras, Ciencias Físicas y
Matemáticas. Recibió además a título póstumo la licenciatura en Derecho, así como el reconocimiento del
régimen franquista con la Palma de Plata del Movimiento. Discípulo de
Ortega y Gasset, profundizó en el estudio del filósofo
Martin Heidegger y colaboró, desde muy joven, en
La Gaceta Literaria, revista literaria donde se expresaba la
Generación del 27, que a partir de 1930, dirigida por
Ernesto Giménez Caballero, derivaría hacia posturas de inspiración fascista
y la
Revista de Occidente. Profundo admirador de Hitler,
articuló las bases del Nacional-sindicalismo en España, doctrina estatalista partidaria de la planificación económica calificada como sindicalismo nacional o fascismo a la española. Para su difusión, de marzo a octubre de
1931 se sirvió de los 23 números del semanario «La Conquista del Estado», reflejo de la italiana
La conquista dello Stato,
en ella propugnaba una política parecida a la de los nazis.
Inmediatamente después, y tras la creación de las
JONS (Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista) y ya como aliado de
Onésimo Redondo, Ledesma Ramos comenzó un acercamiento a Falange Española, que le condujo al triunvirato, por fusión de ambas formaciones políticas, de
FE de las JONS junto a
Julio Ruiz de Alda y
José Antonio Primo de Rivera en febrero de
1934. La unificación entre dichas organizaciones surgió de la iniciativa del propio Ledesma Ramos, asistente al acto fundacional de
Falange Española.
Su entusiasmo por Hitler, su oratoria demagógica y su indudable proclividad a los procedimientos violentos convirtieron a las Juntas de Ofensiva Nacional–Sindicalista por él fundadas en el sector más radical de la Falange posterior.
Sin embargo, Ledesma Ramos fue expulsado de la formación en enero de
1935, interpretándose su salida desde los antiguos jonsistas como fruto de su disconformidad con la evolución de
FE de las JONS, próxima al reformismo burgués y alejado de la vía revolucionaria proletaria que decían defender sus partidarios.
La literatura falangista, al interpretar estas querellas, dio énfasis a las diferencias teóricas y políticas; pero fundamentalmente fueron el resultado de las ambiciones personales de ambos lados.
En cualquier caso, tras su salida llevó a cabo un intento fallido de reactivación de las JONS como grupo independiente y se mantuvo claramente alejado de Falange, pese a que presentaría de nuevo su ayuda a título personal a José Antonio Primo de Rivera en
1936. Estallada la
Guerra Civil Española, y detenido en la cárcel de las Ventas por su supuesta vinculación con los sublevados, fue sacado de allí para ser fusilado en el cementerio de Aravaca. Tal condición lo elevó al martirologio franquista, aunque su programa ideológico quedó condenado al ostracismo e inaplicado por el propio Régimen. En el mes de julio de
1936, editó el primer y único número de la revista «Nuestra Revolución» y pocos días después del levantamiento militar contra la República, es detenido e ingresado en la prisión de Ventas, de donde fue sacado, junto con
Ramiro de Maeztu, para ser fusilado en
Aravaca el 29 de octubre de 1936.
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