Se conoce como dieta mediterránea al modo de alimentarse basado en una idealización de algunos patrones dietéticos de los países mediterráneos,especialmente España sur de Francia, Italia, Grecia y Malta. El 16 de noviembre de 2010 fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Previamente, en 2007, el Gobierno español propuso la candidatura de la dieta mediterránea para su inclusión en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, pero fue rechazada en la conferencia internacional que la UNESCO realizó en Abu Dabi. Las características principales de esta alimentación son un alto consumo de productos vegetales como frutas, verduras, legumbres, frutos secos pan y otros cereales siendo el trigo el alimento base , el aceite de oliva como grasa principal y el consumo regular de vino en cantidades moderadas. Las primeras referencias científicas a una dieta mediterránea son del año 1948, cuando Leland G. Allbaugh estudió el modo de vida de los habitantes de la isla de Creta y, entre otros aspectos, comparó su alimentación con la de Grecia y EE UU. Por su parte, el fisiólogo norteamericano Ancel Keys, que encabezó un estudio sobre las enfermedades coronarias, el colesterol de la sangre y el estilo de vida de siete países Italia, Yugoeslavia, Grecia, Holanda, Finlandia, EE UU y Japón tras la Segunda Guerra Mundial, contribuyó a su difusión. Keys y sus colaboradores apreciaron que la incidencia de las enfermedades coronarias era menor en las zonas rurales del sur de Europa y en Japón. Sospecharon que había un factor protector en el estilo de vida, que etiquetaron como manera mediterránea. Describieron este estilo de vida como muy activo físicamente por la escasa mecanización del agro, frugal, y con una ingestión predominante de productos vegetales y reducida en productos de origen animal. La posterior difusión de sus resultados asimiló el concepto de estilo mediterráneo con el de dieta miditerránea.
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